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La doble estrategia antiinfecciosa mejora el pronóstico en prótesis de rodilla

Aflojamientos, infecciones y falta de estabilidad son las principales causas de fracaso en prótesis de rodilla, una intervención cada vez más frecuente en virtud del envejecimiento poblacional. En el caso de las infecciones, pueden evitarse con cemento articular precargado de antibiótico, además de bactericidas intravenosos.

02/12/2016

Hace escasas jornadas, el doctor Manuel Villanueva, director médico del Instituto Avanfi, repasaba las causas más frecuentes de fracaso en prótesis de rodilla, siendo unos problemas que están ganando en prevalencia, a pesar de lo avanzado de la cirugía y las propias prótesis en esta materia. Según estimó, el aflojamiento ...

Hace escasas jornadas, el doctor Manuel Villanueva, director médico del Instituto Avanfi, repasaba las causas más frecuentes de fracaso en prótesis de rodilla, siendo unos problemas que están ganando en prevalencia, a pesar de lo avanzado de la cirugía y las propias prótesis en esta materia. Según estimó, el aflojamiento de la prótesis es la primera causa principal de fallo en la prótesis, representando el 40% de todas las causas que hacen necesaria la revisión del implante. De igual forma, la inestabilidad que experimentan ciertos pacientes, también son causa de una valoración negativa de las cirugías realizadas. Junto a los dos problemas citados anteriormente, las infecciones son un fenómeno en crecimiento exponencial. Con diferencia, son la causa principal de fracaso precoz, entendido este como el lapso de dos años que sucede tras la colocación de la prótesis.

Como recordó el doctor Villanueva, las intervenciones de prótesis de rodilla están experimentando un aumento vertiginoso en los países desarrollados, fundamentalmente por el aumento de los casos de artrosis. Esta enfermedad crónica articular, que provoca la degeneración del cartílago y el hueso adyacente afecta ya al 17% de la población española y al 80% de las personas de más de 65 años en los países industrializados. Debido a que cursa con dolor y rigidez, es causa del 30% de las incapacidades laborales permanentes y temporales en el país, ocupando el 35% de las consultas de Atención Primaria. Está en el origen del aumento de la prevalencia de la artrosis, el referido envejecimiento progresivo de la población y otras causas menos frecuentes como las secuelas de accidentes o las lesiones deportivas por sobreentrenamiento.

Según refirió el especialista, los principales síntomas que señalan que una prótesis de rodilla no funciona bien es la inseguridad que siente el paciente cuando se percibe inestable, y el dolor, que puede ser variable. En el caso del dolor, el traumatólogo debe preguntar si éste estuvo presente desde el postoperatorio o si se manifestó más tarde. También es importante saber si el dolor es en reposo o sólo en actividad, o si se percibe como quemazón, ardor o una especie de corriente. Junto a lo anterior, el traumatólogo debe comprobar el estado de cicatrización de la zona intervenida y determinar, con todos los datos recogidos de paciente, si se puede hablar de irritación o daño de los nervios, una infección o un posible aflojamiento de la prótesis.

Conocidos los principales síntomas de fracaso implantacional, las  causas son por orden de importancia la infección 20-40%, el desgaste del polietileno (20-25%), la inestabilidad (10-30%), el aflojamiento aséptico (25-40%), entre otros. En general las tasas de durabilidad o supervivencia de las prótesis son mayores en los grupos de mayor edad que en los más jóvenes. En esta escalabilidad, las prótesis duran más en los  mayores de 65 años, que en los de edades inferiores. Esto se debe a que hay una mayor actividad física en los grupos más jóvenes, implicando una mayor demanda funcional, junto a una mayor prevalencia de pacientes obesos jóvenes. Por debajo de los 55 años, la supervivencia de las prótesis se sitúa en los 10 años para el 85-95% de los casos.

Dentro de la precocidad que supone diagnosticar un fracaso de la prótesis, dentro de los 2 años posteriores a la intervención implantacional, Villanueva señaló las infecciones como las principales causas, especialmente, si se tiene en cuenta que hay aflojamientos posiblemente atribuibles a infecciones debidas a microorganismos no identificados.

Villanueva, que también es presidente de la Asociación Española de Cirugía Ecoguiada (AECE), se refirió a las infecciones como a las complicaciones más importantes y devastadoras. Con una incidencia del 2-3% en prótesis primarias, y del 4-6% en cirugías de revisión. El especialista consideró imprescindible adoptar medidas exhaustivas de control de quirófano y el uso de doble profilaxis antibiótica. Esta segunda estrategia consiste en poner antibiótico en el cemento con el que se fija la prótesis, además del antibiótico intravenoso. Con el uso sistemático de cemento cargado de antibiótico en las prótesis de rodilla las infecciones pueden reducirse hasta en un 70%. Un éxito terapéutico que, sin embargo, se podría ver amenazado por la proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos. Por ello, aseveró Villanueva, resulta imprescindible trabajar con prevención. Sin embargo, si la infección hace acto de presencia, la prioridad siempre es erradicarla, conservando la funcionalidad de la prótesis. Porque, como resumió el especialista, el tratamiento de una prótesis de cadera o de rodilla infectada genera un consumo de recursos hospitalarios 3 ó 4 veces mayor que el de una prótesis primaria y dos veces mayor que el de una revisión de una prótesis aflojada pero no infectada.

Pie de Foto:  El doctor Manuel Villanueva, director médico del Instituto Avanfi y presidente de la Asociación Española de Cirugía Ecoguiada (AECE)

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