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Diagnóstico precoz, inflamación controlada y un rápido abordaje terapéutico, factores clave para el pronóstico del paciente con EII

Este ha sido una de los principales temas expuestos en el Simposium: ‘Leading Change in Paediatric IBD’, que ha reunido en Barcelona a reconocidos líderes de opinión internacionales en Enfermedad Inflamatoria Intestinal pediátrica.

20/07/2016

Lograr una remisión eficaz y mantenida desde fases precoces de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal –que engloba a dos trastornos: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa- continúa siendo uno de los retos a los que se enfrentan los gastroenterólogos pediátricos. Para ello, es necesario acortar los tiempos entre el ...

Lograr una remisión eficaz y mantenida desde fases precoces de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal –que engloba a dos trastornos: la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa- continúa siendo uno de los retos a los que se enfrentan los gastroenterólogos pediátricos. Para ello, es necesario acortar los tiempos entre el inicio de los síntomas y el establecimiento de la estrategia terapéutica de los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal, con el fin de minimizar el impacto de esta patología. Así se ha puesto de manifiesto en el Simposium: ‘Leading Change in Paediatric IBD’, organizado en Barcelona por la compañía biofarmacéutica AbbVie.

El encuentro ha reunido a más de ochenta expertos en EII pediátrica a nivel internacional. “El objetivo es ofrecer una visión completa y actualizada de la EII en la infancia, no sólo desde el punto de vista clínico, sino también respecto a su repercusión social y para el sistema sanitario, y al mismo tiempo, analizar las principales novedades en el abordaje y las revisiones de los diferentes tratamientos. Es un encuentro muy importante por la cantidad y categoría de los ponentes, y por el nivel del programa que se presenta”, señala el Dr. Javier Martín de Carpi, gastroenterólogo infantil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona y único ponente español del Simposium.

En sus primeras fases, algunos rasgos característicos de la EII –dolor abdominal, diarrea, cansancio, fatiga, sangrado rectal- se presentan como síntomas larvados ya que se pueden confundir con otras patologías gastrointestinales. “Aunque se aprecia una mejora en los últimos años, actualmente el retraso del diagnóstico en EII se sitúa entre los seis y siete meses, según los últimos estudios. Para reducir todavía más estos tiempos, es preciso seguir trabajando en el conocimiento de la EII por parte de los pediatras así como mejorar la comunicación y coordinación entre todos los niveles de la atención sanitaria. Por último, la concienciación de la población general es básica”, destaca el Dr. Martín de Carpi.

Junto al diagnóstico precoz, los expertos señalan la importancia de controlar la evolución de la enfermedad para anticipar posibles brotes, que pueden condicionar un deterioro del estado general y una lesión progresiva del intestino. Por este motivo, resulta fundamental establecer cuanto antes un tratamiento intensivo que mejore el pronóstico de la enfermedad y, por tanto, la calidad de vida del paciente. En este sentido, los especialistas coinciden en fomentar un mayor conocimiento por parte de los profesionales de las diferentes opciones terapéuticas, con la puesta en marcha de las estrategias para optimizar dichas terapias y prevenir los efectos adversos de los mismos, para contribuir a una mejor evolución de la enfermedad.

Por otro lado, la presencia frecuente de manifestaciones extraintestinales en la EII supone una atención integral por parte de diferentes especialistas: “Existe mucho margen de mejora en el cuidado de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal pediátrica, fundamentalmente en relación a la creación de unidades multidisciplinares para el tratamiento de estos pacientes, tratando de abordar los diferentes aspectos de la vida de los mismos que se pueden ver alterados”, señala el Dr. Martín de Carpi.

A diferencia de los adultos, la EII tiene una afectación más extensa y es más progresiva, es decir, la inflamación puede afectar con el tiempo a más zonas del tracto gastrointestinal: “Teniendo en cuenta que el pico de incidencia en los niños se sitúa entre los 11 y los 13 años, hay un mayor riesgo de que la EII repercuta en el crecimiento, desarrollo sexual y maduración psicosocial. Por otro lado, la esperanza de vida es similar a la de cualquier otra persona sana, por lo que el paciente pediátrico vivirá más años con esta patología crónica, lo que supone un aumento de las posibles complicaciones y fracasos del tratamiento”, afirma el Dr. Martín de Carpi.

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