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El Español desaprovecha su potencial como lengua de la Biomedicina

Durante la celebración de la XI jornada Medes de Biomedicina en Español, organizada por la Fundación Lilly, diferentes expertos señalaron que, a pesar del enorme potencial del idioma español, no cumple sus expectativas como vector de difusión científica en Biomedicina.

08/07/2016

Este jueves, 7 de julio, la madrileña localidad de San Lorenzo de El Escorial sirvió de escenario anual de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid. Uno de ellos fue la jornada Medes número XI, dedicada este año a analizar “El español médico y la biomedicina en ...

Este jueves, 7 de julio, la madrileña localidad de San Lorenzo de El Escorial sirvió de escenario anual de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid. Uno de ellos fue la jornada Medes número XI, dedicada este año a analizar “El español médico y la biomedicina en español: pasado, presente y futuro”. Durante la jornada, lingüistas, historiadores, médicos y otros especialistas analizaron algunas de las razones por las que históricamente el español, o castellano, no se ha constituido en lengua creadora y difusora de ciencia médica. Un hecho paradójico, si se tiene en cuenta que, según explicó la ex responsable del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, actualmente existen 533 millones de hispanohablantes en el planeta, siendo este idioma el segundo del mundo por uso social, como objeto de estudio y como lengua de comunicación en internet (Wikipedia) y las redes sociales (facebook, twitter). Paradójico también, si se tiene en cuenta que el mismo Miguel de Cervantes, del que en estas fechas se celebra el IV centenario de su muerte, trufó su obra literaria de alusiones médicas, dada la condición de su propio padre como barbero-sangrador. Siendo ejemplo del declive otro dato, si se tiene en cuenta que el primer nobel español de Fisiología, Santiago Ramón y Cajal escribió y publicó su obra de forma íntegra en español, mientras que, posteriormente, otro nobel de nuestro país, Severo Ochoa, ya dejó su obra consignada en inglés.  

En la primera mesa de expertos, el profesor de Filología Clásica de la Universidad de Salamanca Francisco Cortés Gabaudan, detalló que el 60% de los términos médicos actuales tienen origen griego, mientras que el 25% lo tiene latino, siendo el 8% híbrido de estas dos lenguas presuntamente muertas. Razón por la que el también autor de un diccionario de helenismos en Medicina y Biología, explicó que cualquier médico domina una media de 500-600 palabras, muchas más que cualquier estudiante de primeros cursos de lenguas clásicas. En cuanto al resto de los orígenes de dichos términos médicos, Cortés precisó que un 3% son nombres propios, un 2% viene del inglés, un 0,5% del árabe, un 0,5% del francés y el resto, un 1% simplemente son siglas.

El catedrático de la Universidad de Valencia, Rafael Aleixandre Benavent, puso algunos ejemplos bastante sonrojantes de malos usos de epónimos, siglas y acrónimos en la redacción de escritos médicos. También mencionó casos como “pánico”, que viene del dios Pan, “Lesbianismo” de la Isla de Lesbos (poetisa Safo) o “Sadismo” del Marqués de Sade. De la misma forma explicó que el Síndrome de Reiter hoy se conoce como Artritis Reactiva porque su descubridor fue un médico nazi. Finalizando su exposición alertando a los médicos del mal uso que se puede hacer de los neologismos que llegan del inglés, teniendo en cuenta también que hay falsos amigos que pueden gastar malas pasadas. Por ejemplo, “preservative” significa conservante y no un anticoceptivo de barrera como podría dar a entender su grafía. Completó la visión de Aleixandre el especialista en Medicina Preventiva del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, y profesor de la universidad de la misma región, Jesús López-Torres Hidalgo, quien rompió una lanza a favor de los médicos de Atención Primaria. Quien aseguró, sin dejar margen de duda, que los médicos de Familia no sólo leen bastante literatura científica -hasta 10 artículos médicos a la semana en algunos casos- sino que incluso también los escriben. Según sus investigaciones, un 7% de los médicos de AP publicó algún artículo en los últimos 5 años.

Desde la esfera pública, la directora general de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Economía y Competitividad, además de directora de la Agencia Estatal de Investigación, Marina Villegas Gracia, anunció que la Administración está poniendo en marcha una batería de medidas destinadas a reforzar el idioma español como lengua de ciencia médica (buena suerte).

Como uno de los principales responsables de la jornada, el doctor José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly solicitó el compromiso de todas las instituciones afectas para potenciar el uso del español como medio conductor de conocimiento de la investigación científica.  En ese afán, aseguró, el buscador Medes recoge en la actualidad aproximadamente 92.000 artículos publicados en más de 85 revistas españolas y 9 revistas iberoamericanas abarcando cerca de 50 especialidades diferentes, contribuyendo de esta manera a desarrollar y enriquecer la terminología y la práctica médica en español. Por eso la base de datos Medes se ha convertido en una fuente de consulta bibliográfica imprescindible en español. Su carácter abierto y gratuito permite recuperar de forma sencilla, precisa y eficaz publicaciones médicas escogidas en español, siempre que el internauta lo precise.

Como colofón a la jornada, el doctor José Antonio Gutiérrez Fuentes, consejero de honor de la Fundación Lilly, presentó al paleontólogo Juan Luis Arsuaga, científico principal de los yacimientos de Atapuerca (Burgos), quien vio en el pensamiento simbólico del Hombre de Cromañón, la fuente del lenguaje, común y, por qué no, también médico.

PIE DE FOTO:   El rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas (Izda), junto al director de la Fundación Lilly, doctor José Antonio Sacristán

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