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Guinovart: "La ciencia necesita un sistema más flexible, con leyes que ayuden al investigador"

El director del Instituto de Investigación Biomédica considera que “el dinero no lo es todo; puede hacer que el sistema engorde, pero no que crezca”.

05/04/2016

La ciencia necesita un sistema más flexible, con leyes que ayuden al investigador. Así lo explicó Joan Guinovart, director del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UB, en una nueva edición de los Encuentros Promega celebrados en Alcobendas. Guinovart, que desde septiembre ...

La ciencia necesita un sistema más flexible, con leyes que ayuden al investigador. Así lo explicó Joan Guinovart, director del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UB, en una nueva edición de los Encuentros Promega celebrados en Alcobendas.

Guinovart, que desde septiembre de 2015 preside también la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular (IUBMB) añadió que “la Administración está aplicando a la ciencia las mismas normas rígidas que aplica en otros sectores, pero que no valen para facilitar la investigación”. Esta rigidez se agudiza, según Guinovart, en el sistema de contratación de jóvenes investigadores. “Hay que promocionar el contrato flexible, haciendo responsable al científico de su proyecto, para que su futuro dependa de su éxito profesional”.

Guinovart habló también de la importancia que tienen los proyectos financiados por el ERCs –los fondos competitivos adjudicados a los grupos de investigación por parte del Consejo Europeo de Investigación- y que suponen la mayor oportunidad de financiación para científicos a nivel individual. “Todos los que reciben estas ERC,s se las merecen; aunque no todos los que las merecen, las reciben”, puntualizó.

La Comisión Europea concede las ERC,s a proyectos de investigación presentados por investigadores individuales desde una institución científica -muchas veces académica-. Son ayudas importantes (más de 1 millón y no es normal que superen los 2 millones de €) para cinco años y que, en el caso de jóvenes investigadores que inician su trayectoria como jefes de grupo “determinará su futuro en la ciencia”, aseguró Guinovart.

Estos proyectos han ido en gran medida a los Centros de Excelencia Severo Ochoa y destaca el gran número de ayudas obtenidas por centros catalanes como el Centro de Regulación Genómica (CRG) o el IRB Barcelona que dirige el propio Guinovart. Los 22 jefes de laboratorio del IRB Barcelona han captado 11 proyectos ERC de Bruselas.

El científico catalán abordó también la problemática en torno a las patentes. “La patente necesita un ecosistema –dijo- que posibilite su comercialización. Necesitamos tener un acceso más fácil a todo ese equipo de profesionales -abogados, gestores, administrativos, etc- necesarios para que una patente tenga salida. Además –puntualizó- los investigadores básicos deben ser cuidadosos pues publicar los resultados de sus estudios antes de patentarlos pone en riesgo la posibilidad de transferirlos después. De cualquier manera, estamos trabajando en desarrollar ese ecosistema y, aunque costará mucho esfuerzo, podemos conseguirlo”. Puso como ejemplo de transferencia a Tel Aviv, ciudad a la que calificó como el Silicon Valley europeo.

El director del IRB Barcelona denunció la fiscalidad española porque entorpece el mecenazgo de la ciencia -las donaciones privadas para proyectos de investigación- práctica habitual en países como Gran Bretaña o Estados Unidos, “que apenas se producen aquí en parte por los problemas que genera una legislación obsoleta como la nuestra en materia fiscal”. También señaló la falta de una cultura del mecenazgo en nuestro país.

Explicó finalmente los grandes avances que ha experimentado la biología del cáncer -“lo que mata generalmente no es el tumor primario sino la metástasis –la extensión del cáncer hacia otros órganos vitales- y contra ésta hay que actuar” aunque alertó de lo poco que se ha progresado en el conocimiento de las bases moleculares de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. “Hay que invertir e investigar mucho más en este campo”, concluyó.  

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