Tal como refería el pasado viernes el doctor Carlos Zarco, director médico y coordinador de calidad del Hospital Universitario Moncloa, la calidad asistencial ya debe ser parte consustancial a la gestión hospitalaria. Dicha aseveración fue realizada con motivo de la concesión a su centro del Sello Europeo de Excelencia EFQM, en su caso por sexto año consecutivo, dentro de su nivel de más de 500 puntos. Distinción que se suma a las otras certificaciones de calidad ISO 9001 para todos sus servicios, ISO 14001 de Calidad Ambiental, y la SGE 21 de Forética que premia la responsabilidad social corporativa y la gestión ética.

Cuando se pregunta al doctor Zarco cómo debe ser la calidad para un hospital, el clínico recurre a la imagen plástica de una infinita Tierra de Campos, verdecida por la primavera, dentro del Camino de Santiago, en su ramal francés. Es decir un espacio sin límite al que se debe tender siempre. Según explicó, el concepto de calidad arraigo por primera vez en su hospital en el año 1999. 5 años más tarde ya se hizo la primera evaluación. Desde entonces, el sistema de evaluación comparte información que de otra forma no llegaría a todos los servicios para que puedan conocer los aspectos clave de la estrucura organizativa. Así, se consigue que datos, como que en el laboratorio de arritmias se hace crioablación de venas pulmonares, se pueda conocer en todo el ámbito de hospitalización, llegando incluso a conocimiento de celadores y auxiliares de enfermería, por ejemplo. El sistema de evaluación también pone en común los datos de los resultados en salud y de seguridad para el paciente, además de las encuestas de clima laboral. Sin olvidar los planes estratégicos del hospital o la cultura de la organización en su conjunto.

En palabras de Zarco, la dinámica de la calidad es un círculo virtuoso que consigue enormes mejoras, cuando está en el ADN de las organizaciones. Cuando su propio centro no hablaba el lenguaje de dicha calidad, siendo una organización tradicional, el paciente tenía que ir detrás del hospital y no a la inversa, como ocurre hoy. Entonces el paciente era un ánima en pena que recorría durante horas los pasillos, sin dar con la puerta tras la que debía ser atendido. Con la calidad siempre en mente, cambia la mentalidad asistencial. Un entorno amigable y facilitador permite mejores resultados clínicos y de satisfacción, mediante una asistencia más sostenible y una gestión ética que también tiene en cuenta la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Una cultura que en el hospital Moncloa también se proyecta sobre su actividad socio-sanitaria.

El doctor Zarco, que no albergó ninguna duda acerca de que la política de calidad redunda siempre en beneficio del paciente en términos de resultados, hizo memoria al evocar la norma ISO 9.002, en 2004. Entonces, y tras haber sido nombrado coordinador de calidad, encontró dicha orden idónea para establecer los criterios de calidad en una empresa de “tuercas y tornillos”, pero no en una de servicios, como siempre es un hospital. Sin embargo, apreció en ella su capacidad para poner orden. Desde entonces asumió que el orden es sinónimo de seguridad, ya que evita la variabilidad, siempre potencialmente lesiva para el paciente.

A la concesión de la certificación EFQM concedida recientemente, hubo que sumar también la elección del director gerente del Hospital, doctor Juan José Fernández Ramos, como gerente sanitario más innovador, dentro de los premios otorgados anualmente por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA).

PIE DE FOTO:    El Hospital Universitario Moncloa, sello de calidad EFQM, con más de 500 puntos, en Europa