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Concluye con éxito el trabajo Implantación de un robot para la elaboración de antineoplásicos en el San Carlos

El Hospital Clínico San Carlos, pionero en la implantación de robots para la elaboración de antineoplásicos, premiado por la Fundación Española de Farmacia Hospitalaria.

17/12/2015

La implantación de un robot en la elaboración de antineoplásicos en el servicio de farmacia de un hospital permite identificar los errores de elaboración y evitar que lleguen al paciente, promoviendo la seguridad y calidad del proceso farmacoterapéutico de antineoplásicos, y reduciendo la exposición de los profesionales que los manipulan ...

La implantación de un robot en la elaboración de antineoplásicos en el servicio de farmacia de un hospital permite identificar los errores de elaboración y evitar que lleguen al paciente, promoviendo la seguridad y calidad del proceso farmacoterapéutico de antineoplásicos, y reduciendo la exposición de los profesionales que los manipulan a los mismos.

Así concluye el trabajo Implantación de un robot para la elaboración de antineoplásicos, realizado por Paz Pacheco Ramos, Ainhoa Elisa Arenaza Peña, Alejandro Santiago Pérez, Cristina Bilbao Gómez-Martino, María Dolores Zamora Barrios y María Lourdes Arias Fernández, todos ellos miembros del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Este trabajo, publicado en la revista Farmacia Hospitalaria, órgano de expresión científica de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), ha sido reconocido con el segundo accésit en los Premios de Farmacia Hospitalaria José Ramón Ferrándiz 2015, que la Fundación Española de Farmacia Hospitalaria entregó durante el 60º Congreso Nacional de esta sociedad científica, celebrado recientemente en Valencia.  

Según explica Paz Pacheco, primera firmante del trabajo, “el robot proporciona trazabilidad en todo el proceso farmacoterapéutico, y seguridad tanto para el paciente en cuanto a las dosificaciones como para el profesional, que está más protegido y menos expuesto a este tipo de fármacos que son tóxicos”.

Cuando se hace una quimioterapia de forma manual –continúa Pacheco–, después no tenemos información sobre lo que se ha incluido en las bolsas de medicación, mientras que con el robot la trazabilidad está garantizada en todo el proceso y tenemos información sobre densidad, concentración, volumen y dosis en todo momento, información que queda registrada informáticamente y permite saber, por ejemplo, qué ocurrió con cualquier bolsa de quimioterapia del año pasado”.

Para su funcionamiento, señala la especialista del Clínico, el robot emplea reconocimiento fotográfico, identificación por código de barras y controles gravimétricos, que proporcionaron datos de error cometido por preparación, tolerando ± 10% y restringiéndolo, tras un estudio piloto, a un intervalo de tolerancia de ± 4%. “El robot fue programado para reconocer bolsas, infusores, jeringas y viales”, añade Pacheco.

La introducción del robot para elaborar antineoplásicos ha supuesto “un cambio de mentalidad y de forma de trabajar a todos los niveles, no sólo en Farmacia sino también en Oncología”, dice Pacheco, que subraya que en la actualidad el porcentaje de antineoplásicos elaborados con el robot asciende al 60%.

“En muchos hospitales siempre ha habido algún error de dosificación, que en la mayoría de los casos se ha detectado a tiempo y no ha llegado al paciente. Aunque ocurra pocas veces, el error tiene que ser cero, porque cuando pasa, puede ser fatal o provocar un daño orgánico al paciente”, destaca Pacheco, que pone el acento en la información que el robot proporciona, que ayuda a detectar de forma inmediata la procedencia del error. “Conseguir no tener errores en la quimioterapia ha sido revolucionario”, concluye la especialista.  

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