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Se presenta el nuevo antirretroviral de Janssen para VIH, en un solo comprimido diario

Esta mañana se ha presentado Rezolsta, el nuevo antirretroviral de Janssen, caracterizado por unir la acreditada eficacia de Darunavir, inhibidor de la proteasa, a un potenciador, Cobicistat, mucho más selectivo.

06/07/2015

30 moléculas, en 30 años. Así resumía el doctor Josep Mallolas este lunes, 6 de julio, la lucha librada contra el virus del Sida en los últimas 3 décadas. Asesor senior senior sobre Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Barcelona, Mallolas fue uno de los médicos encargados de presentar las ...

30 moléculas, en 30 años. Así resumía el doctor Josep Mallolas este lunes, 6 de julio, la lucha librada contra el virus del Sida en los últimas 3 décadas. Asesor senior senior sobre Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Barcelona, Mallolas fue uno de los médicos encargados de presentar las ventajas que supone Rezolsta, la última de estas moléculas, en la lucha contra el VIH. Según describió dicho doctor, Darunavir es un inhibidor de la proteasa utilizado eficazmente desde 2007 en el tratamiento de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH-1), cuando ya se habían dado otros tratamientos. Por su parte, Cobicistat 150 mg es un inhibidor de la isoenzima 3A del citocromo P450 (CYP3A), sin actividad antiviral pero muy útil al incrementar las concentraciones sanguíneas de Darunavir en el paciente. Este efecto combinado, unido en un solo comprimido, hace de Razolsta un tratamiento más eficaz, y potencialmente indicado para una mayor amplitud de pacientes, además de más cómodo de administrar que las dos pastillas de Darunavir y Ritonavir. A esto, añadió Mallolas, se une un perfil de seguridad más favorable, caracterizado por un bajo número de interacciones con otros fármacos. Algo muy destacable, teniendo en cuenta que el paciente con Sida suele estar polimedicado.

Pasados ya los tiempos en que las lesiones cutáneas del Sarcoma de Kaposi, o la misma ceguera, anticipaban el desenlace vital de los pacientes con Sida, como estigmas físicos de una enfermedad rechazada socialmente; la cosa no parece haber mejorado demasiado, sin embargo, en este último aspecto. Eso se temió el doctor Enrique Ortega, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario de Valencia, para quien no se ha avanzado tanto contra el "sida social" como se ha logrado en el campo farmacológico. Según un estudio que ya tiene 5 años de antigüedad, el 60% de la población sacaría a sus hijos de un centro escolar, si supieran que hay algún niño con VIH asistiendo al mismo. Este porcentaje sería del 30% en el caso de que el portador o el enfermo fuera dependiente cara al público en un establecimiento comercial, llegando el extremo del 18% a pedir un listado público y accesible de las personas afectadas por la patología. Este temor social afecta al posible paciente o portador, de forma que rehuye hacerse la prueba, con el resultado de 3.000 infectados nuevos cada año y una bolsa de más de 50.000 ciudadanos que ignoran su realidad física. Una bolsa que, según Ortega, sería imprescindible aflorar para reducir la epidemia con mayor contundencia. En cuanto al tipo de paciente, Mallolas distinguió entre el paciente clásico (49 años), que pudo infectarse hace tiempo por vía sexual o parenteral (uso de tóxicos inyectables), mientras que los nuevos infectados son más jóvenes (22 años) y han recibido el virus casi exclusivamente por prácticas sexuales de riesgo. En otro orden de cosas, y como factor de seguridad, Ortega estimó como muy adecuado el uso del nuevo antirretroviral, incluso cuando el VIH presenta resistencias.

El acto fue conducido por el doctor Antonio Fernández, responsable de Goverment Affaires de Janssen, quien expresó la satisfacción de su compañía por poder ofrecer este nuevo recurso terapéutico a buena parte de los 100.000 afectados por la enfermedad. Finalmente, el doctor Mallolas estimó que en VIH resulta fundamental realizar un diagnóstico temprano, utilizar las terapias más idóneas y buscar el objetivo máximo de que todos los infectados alcancen una carga viral indetectable, situación que hace imposible el contagio.

PIE DE FOTO: Los doctores Enrique Ortega (Hospital General Universitario de Valencia), Antonio Fernández (Janssen) y Josep Mallolas (Hospital Clínic de Barcelona)

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