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XIV Curso Internacional Teórico-Práctico de Patología de Rodilla

Los factores psicológicos, las lesiones asociadas y la experiencia del cirujano resultan claves en la recuperación total de la rodilla. 

03/02/2015

Entre el 10 y el 20% de las roturas del ligamento cruzado anterior (LCA) no se recuperan y generan inestabilidad en la rodilla, lo que puede provocar fallos repetidos de la articulación y otras lesiones, según los expertos reunidos en el XIV Curso Internacional Teórico-Práctico de Patología de Rodilla. El ...

Entre el 10 y el 20% de las roturas del ligamento cruzado anterior (LCA) no se recuperan y generan inestabilidad en la rodilla, lo que puede provocar fallos repetidos de la articulación y otras lesiones, según los expertos reunidos en el XIV Curso Internacional Teórico-Práctico de Patología de Rodilla. El curso, organizado por la Fundación Dr. Pedro Guillén, y celebrado del 29 al 31 de enero, reunió a especialistas del mundo en rodilla. “El ligamento cruzado anterior se rompe muy fácilmente pero es muy difícil de reparar, su reconstrucción requiere un conocimiento amplio de la técnica para no dejar secuelas”, señaló el doctor Vicente Concejero, jefe de la Unidad de Rodilla de la Clínica CEMTRO, y en cuya clínica se han tratado 1.081 lesiones del LCA durante el año pasado. De hecho, cerca del 24% de las personas que se someten a cirugía del LCA en EE.UU. sufren de nuevo un desgarro después de la misma, según un estudio publicado en la revista Journal of Sport Rehabilitation. Por ello, según el experto, “es importante que el especialista no trate la lesión del LCA como algo aislado y que se estudie bien la rodilla del paciente, con su historial clínico, una exploración completa y con una resonancia magnética de alta precisión”. A partir de ahí, se decidirá si procede o no realizar una intervención, pues “no todos los casos son susceptibles de cirugía”, añade.

Una vez realizada la cirugía, la rehabilitación pasa por cuatro fases. La primera es la de la desaparición de la inflamación articular. En segundo lugar, la ganancia de movilidad, seguida de la potenciación de la musculatura y, por último, la preparación para la vuelta a la actividad deportiva. “Lo habitual es que, como mínimo, la rehabilitación dure unos seis meses hasta que el deportista pueda volver a practicar deporte de manera normal, pero incluso en la élite puede prolongarse hasta un año”, argumenta el doctor Concejero. Sin embargo, como dice el profesor Pedro Guillén, organizador del curso, estos datos no indican que la rodilla quede dañada mecánicamente. “La curación física de la rodilla depende, en gran parte, del tipo de lesión y del daño que haya en otras estructuras de la rodilla. Pero en manos de un cirujano experimentado y sin lesiones asociadas, la curación llega al 90-95% tras la operación”, afirma el profesor. 

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