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Nuevo papel del EGFR como diana terapéutica en el glioblastoma

La inhibición de una vía de señalización no canónica iniciada por este receptor podría revertir la resistencia a la quimioterapia en este tipo de tumor.

23/12/2014

Las alteraciones en las vías de señalización del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) son el denominador común de un amplio espectro de cánceres humanos. Una de estas anormalidades es la señalización no canónica, o constitutiva, que protege a las células tumorales de los efectos de la quimioterapia. Hasta ...

Las alteraciones en las vías de señalización del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) son el denominador común de un amplio espectro de cánceres humanos. Una de estas anormalidades es la señalización no canónica, o constitutiva, que protege a las células tumorales de los efectos de la quimioterapia. Hasta ahora se desconocían los intermediarios moleculares que participan en esta vía. Investigadores del Centro Médico del Sudoeste de la Universidad de Texas han descubierto que esta vía está activa en el glioblastoma, el cáncer cerebral más común en adultos, y han conseguido identificar sus componentes. En condiciones normales, la vía del EGFR es activada por la unión de su ligando, el EGF.

Sin embargo, en algunos tipos de cáncer el gen del EGFR está frecuentemente mutado y amplificado, circunstancia que favorece la activación independiente de ligando. En el caso del glioblastoma los investigadores constataron que la vía constitutiva se encuentra activada y que la adición de ligando la inactiva. La vía constitutiva se caracteriza por el reclutamiento del factor de transcripción IRF3, un evento que en células normales tiene funciones inmunológicas, pero que protege a las células cancerosas de la quimioterapia. Por ello, el bloqueo de la activación de IRF3 con moléculas pequeñas podría detener el crecimiento tumoral. Esta estrategia podría ser particularmente en los tumores en los que los niveles de EGF es bajo, lo que evitaría la reactivación del EGFR por su ligando natural. La supervivencia media de los pacientes con glioblastoma se encuentra actualmente alrededor de los 15 meses tras el diagnóstico, por lo que las nuevas terapias que puedan derivarse de este descubrimiento podrían mejorar el pronóstico de la enfermedad. 

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