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El tratamiento farmacológico de la hipertensión leve podría ser superfluo

En individuos de bajo riesgo, los beneficios son dudosos y eleva considerablemente el gasto farmacéutico.

18/09/2014

En los últimos años ha ido creciendo el desacuerdo entre asociaciones médicas acerca del umbral de presión arterial a partir del cual el tratamiento antihipertensivo está indicado. En un artículo publicado en el British Medical Journal, el Dr. Stephen Martin, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad ...

En los últimos años ha ido creciendo el desacuerdo entre asociaciones médicas acerca del umbral de presión arterial a partir del cual el tratamiento antihipertensivo está indicado. En un artículo publicado en el British Medical Journal, el Dr. Stephen Martin, profesor asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachussets, aboga por un uso más racional de los antihipertensivos. El 40% de los adultos de todo el mundo padece hipertensión, siendo ésta leve en aproximadamente la mitad. 

En esta subpoblación, la ausencia de factores de riesgo pre-existentes, como enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal o diabetes, el tratamiento anti-hipertensivo estaría difícilmente justificado, según Martin. En el examen de varios ensayos clínicos en individuos con hipertensión leve no se obtuvo evidencia alguna de que el tratamiento farmacológico redujera el riesgo de muerte por cualquier causa o por causas cardiovasculares, ni el de accidente cerebrovascular o enfermedades coronarias. 

Por otro lado, un reanálisis del estudio Framingham ha mostrado que una sustancial proporción de individuos con presión sistólica mayor o igual a 140 mm Hg no presenta mayor riesgo de muerte, ni por causa cardiovascular ni por cualquier otra causa. En opinión de Dr. Martin, el exceso de tratamiento reduce el interés del paciente por adoptar modificaciones saludables en su estilo de vida. Sólo en los EE.UU., el tratamiento farmacológico de la hipertensión tiene un coste anual estimado de 32,000 millones de dólares, lo que equivale a más de un tercio del gasto sanitario total en ese país.

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