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Infiltrar tumores colorrectales resistentes y poblarlos de linfocitos "T" será posible con él nuevo anticuerpo bioespecífico de Roche

Según dos estudios presentados en la última edición de ASCO, un nuevo anticuerpo biespecífico de Roche parece infiltrarse en tumores colorrectales, atraer linfocitos "T" y facilitar el trabajo a la inmunoterapia anti-PDL1.

09/06/2017

La última edición de la reunión anual de la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO), celebrada en Chicago (Illinois, EEUU) los pasados días 2 al 6 de junio, sirvió de marco para la presentación de dos estudios realizados con una importante participación de la oncología española. Las dos investigaciones estuvieron ...

La última edición de la reunión anual de la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO), celebrada en Chicago (Illinois, EEUU) los pasados días 2 al 6 de junio, sirvió de marco para la presentación de dos estudios realizados con una importante participación de la oncología española. Las dos investigaciones estuvieron centradas en CEA CD3 TCB, primer anticuerpo biespecífico de Roche para el tratamiento de tumores sólidos.

Aunque los trabajos solo recogen los primeros resultados Fase I, de eficacia y seguridad del nuevo fármaco, este parece haberse mostrado útil en pacientes con cáncer colorrectal metastásico con, al menos, dos tratamientos fallidos previos con quimioterapia. Se trata de unos primeras conclusiones que, en opinión de Sandra Horning, directora médica y responsable de desarrollo global de productos de Roche, abre una prometedora vía terapéutica a aquellos pacientes con cáncer colorrectal metastásico (CCRm), dado que el anticuerpo CEA-TCB podrán combinarse, previsiblemente, con una gran variedad de agentes, dentro de algo que Horning llamó nueva Inmunoterapia a través de diferentes tumores CEA-positivos.

Según informó la directiva de Roche este mismo viernes, 9 de junio, el futuro fármaco podría ampliar el 30% de tumores que actualmente son los únicos que responden satisfactoriamente a los agentes inmunoterápicos comercializados. Este aumento potencial de eficacia de base inmunológica consiste en que el anticuerpo biespecífico atrae los linfocitos "T" al interior del tumor. Éste genera, como defensa PDL 1, haciéndose, sin embargo, más vulnerable a la Inmunoterapia anti-PDL1 (Atezolizumab). Como mecanismo de acción, la molécula CEA-TCB (RO6958688; RG7802), se une simultáneamente a los linfocitos T y a las células tumorales. Esto se debe a que CEA es el antígeno carcinoembrionario, presente en cánceres colorrectales metastásicos con estabilidad de microsatélites (MSS). Tumores que sobreexpresan CEA, con progresión ulterior a dos tratamientos previos con quimioterapia, como mínimo. CEA-TCB utiliza un nuevo diseño molecular de 2 a 1. Algo que le permite unirse, a un mismo tiempo, a un brazo del CD3 de las células T y a dos brazos de las células tumorales (CEA), permitiendo la contigüidad de ambas. Se trata de un mecanismo que activa las células T y mata las células tumorales.

Con el futuro fármaco Roche busca dar respuesta al genotipo desierto, que es cuando un tumor se resiste a los tratamientos con Inmunoterapia, ya sea por carencia de células inmunes o porque las que tiene el paciente reprimen la respuesta inmune. De ahí que el nuevo anticuerpo biespecífico facilite al entrada masiva de los linfocitos necesarios en el interior del tumor.

Los oncólogos encargados de presentar los estudios en ASCO, uno de 80 pacientes y el otro de 44, fueron el doctor Josep Tabernero, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d´Hebron de Barcelona y director del VHIO, e Ignacio Melero, miembro del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Clínica Universitaria de Navarra. Entre los dos explicaron que los efectos de la molécula resultaron positivos en la mayoría de pacientes tratados, aunque estimaron necesario seguir investigando con más pacientes con cáncer colorrectal metastásico no sensible a inmunoterapia, tanto anti PD-1 como PD-L1.

Atendiendo al doctor Tabernero, la terapia experimental hace posible que el linfocito reconozca el receptor de la célula maligna, y se una a él, en lugar de pasar inadvertido. El anticuerpo se dirige a CEA, que es un antígeno de membrana que expresan muchos tumores, especialmente el colorrectal, aunque también de páncreas, gástrico y de pulmón. Al mismo tiempo, el anticuerpo se dirige a una molécula denominada CD3, que es un antígeno de superficie que tienen los linfocitos. Según Tabernero, lo que hace único hasta la fecha a este anticuerpo es su flexibilidad para acoplarse correctamente y unirse a la célula maligna. A lo que añadió que  el anticuerpo es muy selectivo en su acción sobre las células tumorales que expresan mucho CEA, es decir, muy por encima de la cantidad de antígeno que se presenta en la membrana de las células sanas. Una ventaja, desde el punto de vista del oncólogo, de cara a evitar futuras toxicidades a los pacientes.

Finalmente, el doctor Tabernero insistió en la importante novedad que supone que los linfocitos T se adentren en el tumor y lo inunden, especialmente si el paciente no presentaba respuesta inmune. Dicha irrupción de los linfocitos provoca la expresión de PDL1 como respuesta defensiva del tumor, sin reparar en que se pone a tiro de la inmunoterapia. Razón por la Tabernero auguró un futuro terapéutico prometedor al uso del anti-PDL1 Atezolizumab, combinado con el nuevo anticuerpo biespecífico.

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