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Estados Unidos dirá adiós a la reforma sanitaria de Obama

Los compromisos electorales del actual presidente, Donald Trump, y la mayoría republicana en las cámaras representativas de Washington podrán anular total o parcialmente la reforma sanitaria implantada de forma desigual en el país, a lo largo de los últimos años.

10/03/2017

Aunque no están claros ni los plazos ni el alcance de los cambios que se avecinan, el Obamacare, o reforma sanitaria impulsada por el presidente número 44 de Estados Unidos, Barack Obama, podría tener los días, semanas, o quizás meses, contados. Según recordó el experto Jorge Díaz Cardiel este viernes, ...

Aunque no están claros ni los plazos ni el alcance de los cambios que se avecinan, el Obamacare, o reforma sanitaria impulsada por el presidente número 44 de Estados Unidos, Barack Obama, podría tener los días, semanas, o quizás meses, contados. Según recordó el experto Jorge Díaz Cardiel este viernes, 10 de marzo, la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (en inglés, Patient Protection and Affordable Care Act; PPACA en abreviatura), fue promulgada el 23 de marzo de 2010. Entre sus principios estuvo la obligatoriedad de acogerse a una cobertura sanitaria, utilizando para ello diferentes modalidades de aseguramiento. Todo ello en un país que carece de sistema sanitario universal y financiado por impuestos, por lo que la mitad de la población dispone de un sistema de aseguramiento privado, muchas veces costeado por las empresas que contratan a los trabajadores, que suelen percibir su seguro médico como parte de su retribución.

Con la semana cumplida, los sectores más conservadores del partido republicano acusaron al presidente actual de iniciar con tibieza la demolición del Obamacare, al tiempo que un número importante de hospitales mostraron su preocupación por el posible desenlace de esta reforma sanitaria inconclusa.

Según afirmó Díaz Cardiel lo fundamental para acercarse a comprender la realidad sanitaria americana es comprender que existe en el país una cultura muy distinta a la de España en esta materia. En la primera potencia del mundo la sanidad supone la quinta parte del PIB del país y la atención sanitaria se concibe como un negocio y no como un servicio público, gozando los médicos de un estatus social muy elevado. En su pensamiento general no cabe el concepto de Seguridad Social, fundamentalmente por la oposición del sector republicano. Existiendo en el país una polarización bastante acusada entre la población que precisa ser atendida y el sector económico que está en situación de prestar esos cuidados.

Como ejemplo de complejidad, el experto diferenció tres posicionamientos distintos contra el Obamacare, desde el ámbito republicano, siendo estos la actual Casa Blanca, el aparato del partido del elefante y el movimiento conocido como Tea Party.

A partir del precedente de la Ley de 1965, bajo el espíritu de la filosofía conocida Great Society, y promovida por el presidente Lyndon Johnson, en ausencia de John F Kennedy, asesinado dos años antes, ya puso sobre el tapete de la realidad la existencia de muchos americanos incapaces de poder costearse la asistencia sanitaria. De entonces ahora, Díaz Cardiel habló de 48 millones de ciudadanos pobres, de los que 3,5 millones serían veteranos sin hogar de las guerras internacionales de las últimas décadas. Por otro lado estarían las clases medias, que dedican más de 1.000 euros cada mes a su protección sanitaria, con una cobertura del 80% de los posibles patologías, sin incluir las enfermedades con algún tipo de antedente previo. En ese contexto, el Obamacare vino a reforzar los dos grandes sistemas alumbrados en los años 60 del siglo XX, Medicare para mayores y Medicaid para beneficiencia,  de forma que su demolición supondría volver a dejar sin atención sanitaria a 20 millones de americanos.

Díaz Cardiel, confió en que parte de la ley de más de 2.200 páginas que puso en marcha el presidente Obama se salve de la inevitable derogación a la que le someterá la pinza constituida por la actual presidencia del país y el propio partido republicano.

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