El Gobierno de la Generalitat ha dado este martes el primer paso para convertir en realidad la Agencia Catalana de Medicamentos y Productos Sanitarios, la estructura institucional a imagen y semejanza de la AEMPS que ha de convertirse en la autoridad sanitaria que asumirá todas las competencias de la Generalitat en materia de medicamentos, productos sanitarios y cosméticos.

En concreto, se ha dado el visto bueno a la memoria preliminar del Anteproyecto de ley de creación de la Agencia, que centralizará en una entidad única todas las actividades relacionadas con el medicamento y el personal que las lleva a cabo. Pensada como un organismo autónomo adscrito al Departamento de Salud, la Agencia deberá garantizar que cualquier medida que pueda afectar estos productos se ajuste a las necesidades de la sociedad y bajo los criterios de eficacia, de calidad y seguridad clínica, de interés público en el marco del sistema de salud y de estímulo de la generación de conocimiento.

En rueda de prensa posterior al Consell Executiu, el consejero de Salud Toni Comín ha explicado que el órgano estará adscrito a su departamento y deberá garantizar que “cualquier medida que afecte a estos productos se ajuste a las necesidades de la sociedad bajo criterios de eficacia, calidad, seguridad clínica, de interés público y de estímulo”.

Comín ha aseverado que la Agencia Catalana de Medicamentos no asumirá ni dispondrá de ninguna competencia que actualmente gestione su homóloga española, ya que no asumiría ninguna competencia nueva. Con todo, ha admitido que se preparan para crear un órgano que unifique todo el ciclo del medicamento en el caso de que Catalunya fuese independiente.

Cataluña entiende que la política farmacéutica y del medicamento “debe abarcar toda la cadena del medicamento desde una visión asistencial y de salud y debe considerar el medicamento como una inversión en resultados en salud desde una perspectiva terapéutica y de gestión clínica, y no sólo como gasto”.

Para garantizar la sostenibilidad de la prestación sanitaria, hay que considerar varios factores como los cambios demográficos, la progresiva cronificación de numerosas patologías y la incorporación de innovaciones terapéuticas con grados variables de influencia. Por otro lado, ante la demanda de la sociedad de un acceso rápido a los nuevos medicamentos y productos sanitarios, es necesario garantizar una buena coordinación con los sectores y las instituciones del ámbito público y privado, a fin de que la disponibilidad de nuevos tratamientos y herramientas diagnósticas se produzca de manera racional, ágil y con el nivel más alto de seguridad posible para los ciudadanos.

La importancia industrial del sector farmacéutico en Cataluña, la proyección y contribución del territorio a la innovación en el terreno europeo y mundial, y el crecimiento y el valor social, ponen de manifiesto la necesidad de alinear los objetivos públicos y privados en el desarrollo y la acceso a nuevas terapias en el ámbito del territorio. 

En este sentido, la industria farmacéutica trabaja, en muchos casos, con medicamentos de uso humano y veterinario y, por tanto, el hecho de tener un único interlocutor le facilita y da seguridad en su trato con la Administración. Además, la labor inspectora sobre esta industria requiere, en algunos casos, un grado de especialización y conocimiento, que en términos de eficiencia y ahorro de recursos es conveniente que se realice desde una única unidad.