Allí se ha destacado que el actual tratamiento y atención a los pacientes con infección por el VIH tiene que ir más allá de tener una carga viral indetectable. El objetivo de mantener la salud a largo plazo es cada vez más importante, ya que los enfermos con VIH cada vez viven más (cerca del 50% de ellos ya tiene más de 50 años) y, para conseguirlo, se necesitan opciones terapéuticas con toxicidades mínimas y un abordaje multidisciplinar de la enfermedad.

En el entorno del II Congreso conjunto organizado por la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de la Comunidad Valenciana (SEICV) y la Sociedad Valenciana de Microbiología Clínica (SVAMC), Gilead Sciences ha patrocinado este martes un simposium, bajo el título Manejo de pacientes con infección por el VIH: más allá de la indetectabilidad. Los expertos han señalado que los pacientes con VIH pueden mejorar significativamente su salud y calidad de vida con la modificación de factores de riesgo relacionados con el estilo de vida que suelen causar comorbilidades asociadas a la edad. El VIH, per se, está asociado a un envejecimiento precoz y al desarrollo de comorbilidades en edades más jóvenes. Para conseguir mantener la salud de los pacientes con VIH a largo plazo, se necesitan equipos de atención integral que comprendan especialistas multidisciplinarios y que esté coordinado por un médico especialista en VIH.

Según el moderador del simposium, el Dr. Francisco Pasquau, del Hospital Marina Baixa en Villajoyosa (Alicante), “ya desde hace unos 20 años disponemos de tratamientos eficaces para suprimir la replicación plasmática del virus VIH y, por lo tanto, para incrementar las defensas y la supervivencia de nuestros pacientes”. De acuerdo con sus palabras, en los últimos años, la gran aportación al manejo de la infección VIH ha sido la optimización de los tratamientos antirretrovirales en la medida en que, además de mejorar su eficacia, se ha conseguido disminuir significativamente las toxicidades que algunos de los fármacos producían en los pacientes. “En la actualidad; el manejo de nuestros pacientes incluye la utilización de fármacos eficaces, fáciles de administrar y con un elevado perfil de seguridad. Por otra parte, el envejecimiento de nuestros pacientes junto con la elevada prevalencia de factores de riesgo cardio-vascular y otros eventos neoplásicos, renales u óseos, nos obliga a un proceso asistencial integral que facilite no sólo el control del VIH sino también el abordaje de dichas comorbilidades”, ha expuesto. Ha añadido que “combinar la eficacia de los tratamientos con la seguridad de los fármacos utilizados es hoy en día un objetivo al alcance de la mano, e irrenunciable”.

La transformación del VIH en una enfermedad crónica plantea nuevos desafíos para el tratamiento y cuidado de este tipo de pacientes. Unos desafíos que se unen en torno al riesgo acumulado de las comorbilidades relacionadas con el envejecimiento de los pacientes con VIH y cuestiones de estilo de vida. Las comorbilidades asociadas al VIH incluyen enfermedades cardiovasculares (ECV), enfermedades metabólicas (diabetes, dislipemia), enfermedades renales o hepáticas, cáncer, osteoporosis y una serie de trastornos neuropsiquiátricos, cualquiera de los cuales puede reducir la calidad de vida relacionada con la salud. El impacto de estas comorbilidades se agrava cuando el VIH se detecta tarde.